SabÃa que me acababa de meter en un problemas nuevamente, corrÃ, era lo único que podÃa hacer, voltee unas cuantas esquinas, cuando vi al resto del grupo también corriendo hacia sus casas, no tenia donde esconderme, pues mis padres se habÃan ido de compras y me habÃa quedado solo.
Recuerdo aquella ventana el sonido de los cristales rompiéndose en millones de pedazos, y dejando un agujero, donde anteriormente no habÃa nada, en medio del desespero, vi una sombra que se asomaba por la ventana, después salà corriendo hacia ninguna dirección especifica, tan solo tenia que alejarme de allÃ, dejando atrás mi tesoro mas preciado.
Recuerdo lo que hice, pero no por que no hice, estoy seguro que no fue mi intención. Vuelvo a la escena del crimen, allà veo casi inmediatamente mi tesoro, a lado de la entrada, me tengo que arriesgar y entrar por lo único que me dio mi padre o es mejor alejarme. No me demoro ni dos segundos en decidir, corro hacia la entrada, levanto mi tesoro, y en medio de mi escape, escucho que se abre la puerta. De allà sale un señor de avanzada edad.
- Chico, ¿haz sido tu el responsable?- Dice él con una voz pasiva y con un deje de enfado. Después señala la ventana, o al menos los cristales que siguen prendidos de ella. Lo único que soy capaz de hacer es mover lentamente la cabeza de arriba abajo. El me invita a entrar, y se que tengo que hacerlo por el bien de mis padres, cojo mi tesoro y lo aferro a mi.
Al entrar veo una sala enorme y muy bonita, con colores oscuros pero elegantes, él señor, cuyo nombre no recuerdo, me pregunta por el numero de mis padres, yo le contesto, y el me dice que me quede quieto y me siente en el sofá. Y ahà me quedo mirando mi tesoro, mi balón.
Sara Dueñas, Octavo
PD: Bueno, pues, el balón vive aun!!!, jajaja